A partir de la revolución sexual de finales de los años 60, el orgasmo femenino ha sido incluido como parte fundamental de nuestra educación sexual, para hombres y sobre todo, para mujeres. A partir de esos días, este asunto dejó de ser un mito nada más.

Tan importante es que una mujer tenga un orgasmo hoy en día, que muchas suelen fingirlo en innumerables ocasiones. ¿Nos damos cuenta cuando lo hacen? La respuesta, dándole un lacónico tono de voz es: No. No podemos saber si fingen, a menos que conozcamos bien a bien a nuestra dama y reconozcamos sus orgasmos reales, en tal caso, ya no sería reconocer que fingen. Además, podríamos reconocerlo si fuera en extremo tan físico como el de los hombres, que cabe comentar, me he topado con mujeres que para nada envidiarían una eyaculación cuando ellas alcanzan el clímax.

En general, retomo el tema, no podemos reconocerlo, ya que muchas mujeres fingen de una manera tan maravillosa, que son mejores sus gemidos de satisfacción de cuando son reales.
Si ambos orgasmos pudieran fingirse, el tema a discutir sería "quiénes lo hacen mejor". Pero en esto, definitivamente las mujeres tienen una ventaja que ostentan desde el primer día en nacieron siendo ellas mismas.

 Un viejo conocido sostuvo una relación muy larga con una novia a la que siempre solía preguntarle después de hacer el amor: "¿Terminaste?". Ella siempre contestaba que sí, hasta que un día él osó contradecirla con un "no te creo". "¿Por qué no me crees? ¿Fingí mal?", contestó ella.

Aunque pareciera que el orgasmo, ya sea el de él o el de ella, es el fin primordial de toda relación sexual, puedo asegurar que no lo es, a menos que el fin sea procrear, situación que sería tema para otra columna y el placer sexual está a años luz de distancia del querer dar vida a un ser humano.

 ¿Cómo evitar que nuestra pareja finja un orgasmo? Usen la boca, literalmente, para lo que están pensando pero también para preguntar, conocer, indagar y saber cómo lograr que su pareja llegue a ese clímax que muchas veces se busca con ansia.

 No siempre con la penetración se logra un orgasmo en una mujer. "Dios les dio boquita y manitas... ¿no?",  me dijo una mujer con quien tuve sexo y que me exigió que la ayudara a lograr el orgasmo.